jueves, 27 de septiembre de 2012

Arquitectura religiosa en Arequipa

La arquitectura religiosa en Arequipa tiene notables ejemplos que la hacen única en la historia de la arquitectura peruana. A continuación algunos elementos constructivos y formales para la identificación de su estilo que se remite sólo a la ciudad. Más adelante incluiremos algunas iglesias rurales de notable factura constructiva.

Iglesia de la Compañía


La iglesia de los jesuitas posee una portada ricamente decorada. El contraste entre los elementos superficiales o planimetricos y los volumétricos  refleja un carácter particular en ésta y otras iglesias de Arequipa. Observamos en la imagen (Fig. 1) como cuatro columnas pareadas sostienen la base de un amplia portada. Las columnas se sostienen sobre pedestales y están decoradas desde su base hasta la tercera parte del fuste. La cornisa se rompe continuamente. Un ambón (parte que sirve para colocar un escultura) se levanta sobre las cornisas a la altura del arco de medio punto y se une a la ventana coral que sirve al mismo tiempo como hornacina. En el segundo cuerpo aparte de lo mencionado destaca los frontones partidos en cuyos lados se levantan pináculos. Remata la portada un frontón con arco trilobulado. En el parte del tímpano se abre un pequeña hornacina con una escultura sobre un ambón más reducido que el anterior. Los muros donde se insertan los elementos mencionados esta ricamente decorados con relieves planos que son una característica de la arquitectura arequipeña, destacando motivos vegetales y florales.
 

Fig. 1

El interior de ésta iglesia conserva la majestuosidad de las iglesias coloniales. Su techo abovedado sigue decorandose con relieves planimétricos cuyas partes centrales se decoran con florones. Se puede observar también que el ingreso de luz a la iglesia se hace por lunetos que se insertan entre el muro y la bóveda. Hacia el fondo observamos un coro alto cuya luz ilumina en interior desde una ventana coral. Los arcos fajones son sostenidos por pilares que llevan columnas empotradas de estilo jónico (Fig. 2).
 

Fig. 2

Al lado de la iglesia, ya dentro del antiguo colegio, podemos apreciar el claustro cuadrangular rodeado por arquerías formados por pilares y arcos de medio punto. Aquí también, como en la portada de la iglesia, se decoró con motivos vegetales y flores, además de otras figuras religiosas. Se puede observar desde aquí la cúpula en el crucero de la iglesia (Fig. 3).  


Fig. 3
 

Iglesia de San Francisco

La Iglesia de la orden franciscana construyó su templo sobre una plataforma donde se accede por medio de escalinatas. Desde este lado puede observarse sus macizos contrafuertes que le dan esa forma volumétrica tan característica y de notable solidez a los templos. La puerta lateral ausente de portada decorativa se elabora con un sencillo arco de medio punto (Fig. 4).


Fig. 4

En el muro de pies de la iglesia se localiza una portada decorativa que rompe la monocromia del sillar tan característica en la llamada "ciudad blanca". La sucesión de pilastras con pedestal termina en un sencillo frontón triangular que se alza sobre una cornisa en su único cuerpo (Fig. 5).


Fig. 5
 
 
En el interior de la iglesia franciscana sobre el presbiterio encontramos uno de los más llamativos retablos de Arequipa. Su conjunto de cuerpos y pisos tienen una forma semicircular siguiendo la forma del ábside de la iglesia. En la hornacina central la imagen de la virgen divide el notable retablo en forma simétrica (Fig. 6). Una idea de como ensambladores, escultores y arquitectos siguen un mismo estilo. 

Fig. 6


Iglesia de San Agustín

 
En la orden de los agustinos somos testigos de los cambios en su aspecto por las que pasaron varias iglesias a causa de terremotos o construcciones inacabadas. Observamos que en esta iglesia sus torres campanarios ya no existen y que una de ellas ha sido reconstruida pero con una falta total de armonía con el conjunto general (Fig. 7).


Fig. 7

La fachada de la iglesia agustina sigue el patrón del llamado "arte mestizo" con una decoración intensa en los planos que se forman entre los elementos arquitectónicos volumétricos como las columnas, cornisas y hornacinas. Las cuatro columnas inferiores se levantan sobre pedestales decorados. En la parte superior dos columnas franquean la hornacina y ventana coral. En ella se observa una concha de venera y un ambón (Fig. 8). Las columnas del segundo nivel, al eliminarse sutilmente las cornisas, dejan a éstas como elementos decorativos sin función aparente.

Fig. 8


Convento de Santa Catalina

El convento de Santa Catalina es el más llamativo de los ejemplos arquitectónicos en su tipo. La conservación de sus elementos y riqueza artística nos da una idea de su importancia en la época colonial de Arequipa. Se ha dicho muchas veces que un convento es como una ciudad dentro de una ciudad. Y este dicho es más notorio en Santa Catalina. La fotografía que observamos (Fig. 9) nos da una idea de lo que decimos. Las calles, casas y la cúpula de la iglesia conservan en la actualidad rasgos de su sentido original.
 

 

 Fig. 9
 
El convento posee varios claustros (patios interiores). En ellas dominan las formas robustas de sus pilares de base cuadrangular, cuyas esquinas han sido biselados. Sobre estas se levantan arcos de medio punto con molduras decorativas. El esquema constructivo no se diferencia mucho de otros claustros en el Perú, sin embargo, hay una predilección por la solidez y la fuerza en la fijación de sus elementos que como ninguna otra cumple el requisito de perdurabiliad constructiva. Mucho de esto se debe al material utilizado típica de Arequipa como es el sillar. Sin embargo, el material por si sólo no explicaría este interés por la arquitectura solida y austera de la arquitectura arequipeña en lo que atañe a sus interiores menos decorados (Fig. 10).



Fig. 10

Iglesia de Santo Domingo


 
 
La iglesia de la orden dominica ha sido por el paso del tiempo alterada en su interior. No es la única, recordemos que lo mismo ocurrió con la iglesia de la orden agustina. Queda, sin embargo, una portada muy elaborada, una torre campanario con elementos modificados y un pedestal en el atrio de la iglesia que la cultura popular de Arequipa ha identificado en una de sus decoraciones como la iglesia más pequeña de la ciudad. La base de la torre original todavía conserva las hornacinas cuyos santos que debieron adornarla han desaparecido. Sobre esta se levanta una torre campanario muy esbelta y ornamentada que se aleja del esquema de las construcciones arequipeñas (Fig. 11)

Fig. 11
 
La portada de dos cuerpos tiene muy marcado su orientación ascendente por el aislamiento a la que están sometidas sus columnas. Esto provocado por el rompimiento de las cornisas tanto el primero como en el segundo cuerpo. Más que en ninguna otra iglesia hacen falta sus santos en las hornacinas vacías que originalmente debieron cargar mayor masa y volumen para la correcta armonía del conjunto. Llama la atención del bloque pedestal en la entrada de la iglesia cuya función desconocemos (Fig. 12). 

Fig. 12

 
El pedestal que soporta la imagen del ángel y que al mismo tiempo marca el limite del atrio de la iglesia tiene elementos decorativos adosados. Destacando el relieve de una pequeña iglesia (Fig. 13). Un material como el sillar ha tenido que protegerse del medio ambiente debido a su frágil composición interna. Y es muy probable que se le cubriera con empastes de cal probablemente, y es más, han quedado rastros de pinturas sobre sus paredes. Sin  embargo, hoy no podemos sino acostumbrarnos a esa luz intensa que se refleja sobre sus muros como observamos en esta foto.  

Fig. 13

Iglesia de Yanahuara

 
 
La iglesia de Yanahuara se localiza en uno de los barrios más tradicionales de Arequipa. En ésta destaca su ostentosa portada y su torre campanario (Fig. 14). 

Fig. 14
 

La portada de la iglesia es de dos cuerpos con una sola calle, conserva las esculturas en las tres hornacinas. Los motivos florales que se observan rodean la portada con un efecto pocas veces lograda en otro tipo de arquitectura (Fig. 15). El efecto decorativo indica la libertad creativa a la que pudo llegar el artesano indígena, a pesar de tomar fórmulas de arquitectura europea y siempre vigilado por las órdenes religiosas en la ejecución de los motivos.
 
Fig. 15
 
 
La siguiente imagen (Fig. 16) toma nota de ese despliegue de ejecución minuciosa y capacidad para realzar los elementos arquitectónicos dentro del lenguaje barroco y al mismo tiempo imponerse así mismo una laboriosidad que expresa a través de estas intrincadas formas.  

Fig. 16

 
 
Hasta aquí algunas impresiones y observaciones parciales de la arquitectura arequipeña. Más delante con las debidas confrontaciones documentales y tomando el contexto cultural se podrá hacer extensiva algunas otras aportaciones estilísticas de la importante arquitectura del sur andino.
 
 
Hugo J. Robles Cosco
Historiador del Arte





jueves, 5 de julio de 2012

Arquitectura religiosa en Trujillo

Esbozamos a continuación un descripción arquitectónica de los elementos importados por la colonia y comenzar a relacionarnos con estas formas y su vocabulario que tanta importancia tiene en las construcciones de nuestras ciudades coloniales.

Catedral de Trujillo


La fachada de la Catedral de Trujillo se caracteriza por sus tres puertas como corresponde a las iglesias de este tipo. Un mediano patio (atrio), cercado por muros bajos con balaustrada de madera, se localiza entre la calle y el frontis de la catedral. Las tres puertas decoradas con portadas se alzan majestuosas, imponiendo en la portada central la atracción visual, pues, su estructura y decoración comienza desde la parte baja donde pedestales sostienen columnas pareadas hasta llegar al remate superior cuyo frontón ovalado sostiene una escultura. Las otras dos portadas deben quedar reducidas para no romper la armonía del conjunto, pero sobretodo, para dar paso a los campanarios que equilibran todo el diseño arquitectónico. 


La aglomeración de formas y elementos de la arquitectura provocan en el espectador la sensación de voluptuosidad y fuerza que están concentradas entre el primer y segundo cuerpo de la portada central. En ella observamos como pares de columnas (pareadas) se dirigen hacia afuera pues se encuentran delante de una cornisa que parece empujarlas hacia nosotros en la parte central. Más arriba, un frontón triangular se rompe para dar cabida a una ventana coral de forma ovalada. Es en esta parte donde la aglomeración llega al punto más efervescente: pilastras superpuestas, pináculos de vértices puntiagudos, volutas laterales y cornisas molduradas. Todo este juego formal, no hace sino reconocer un estilo que se impone en diversas portadas trujillanas: el Barroco.



Iglesia de la Compañía


La orden de los jesuitas que tanta importancia tuvo en el arte colonial peruano tiene su exponente arquitectónico en esta edificación. Observamos una portada principal cuyo ingreso se dirige al centro de la nave. Esta portada de un solo cuerpo con remate superior sugiere un barroco típico asumido por la orden religiosa, pero al mismo tiempo, expresa su notable sencillez. Columnas pareadas con capiteles jónicos sobresalen del muro debido a cornisas dobles que empujan los fustes lisos. Esta manera de estructurar los elementos ocurre del mismo modo en el caso de la Catedral pero de forma menos notoria en esta iglesia de los jesuitas. Las columnas sostienen un entablamento cuyo relieve divide el primer cuerpo del remate superior. Este remate se sobrecarga con fonton triangular abierto, pináculos dobles, columnas adosadas, ventana con arco de medio punto y un fronton moldurado. Por lo sobrecargado en tan reducido espacio obligó a que todo este remate se sostenga por un muro de forma trapezoidal que funciona como soporte y fondo. Su forma y diseño resulta sobrecargado si la comparamos con el primer cuerpo de la portada pero su función dentro del diseño general queda justificado, pues acompaña y mantiene el equilibrio del conjunto con la espadaña de cuatro vanos que aparece a su lado derecho.



La espadaña es un campanario sin torre y ésta que vemos en la imagen se confeccionó para cuatro campanas. La espadaña debido a su utilización como soporte de cuerpos metálicos muy pesados, no tiene sólo que rendir cuentas a su función sino también a su estilo. La primera se resuelve colocando gruesas pilastras debajo de cada pilar como podemos ver en la imagen anterior. Sin embargo, el estilo no queda reducido a una forma ornamentada por la función explicita de la espadaña. Todo lo contrario, observamos como la espadaña conjuga notablemente la linea ondulada y quebrada, el relieve y el plano, la forma convexa y cóncava, lo interno y lo externo, de tal manera que indica una solidez y al mismo tiempo una unidad que justifican la función y su estilo.


Los jesuitas como muchas otras ordenes religiosas construyeron iglesias, pero como parte dentro de una estructura mayor denominado convento o abadía. Esta construccion podía tener un sinfín de establecimientos entre varios claustros, biblioteca, celdas, comedor, hospital, sala capitular, bodegas, granjas, etc. Un especie de ciudad dentro de la ciudad de Trujillo. En la siguiente imagen observamos un claustro rodeado por galerías que se forman por arcos de medio punto sostenidos por pilares. La sobriedad del conjunto parece reflejar esa tendencia jesuita.   



Iglesia de Santo Domingo


El constraste evidente que existe entre la portada y la torre de esta iglesia se debe a la forma como los elementos arquitectónicos son utilizados en diferentes partes de una construcción. Esto se debe al hecho que muchas veces la iglesias pasaban por diferentes fases constructivas y evidentemente, había un cambio en los gustos y las modas. La portada por ejemplo es bastante sencilla. Cuatro columnas sostienen una cornisa y en la parte central un arco de medio punto. Más arriba se levanta un frontón de tipo triangular que es roto para dar paso a dos columnas lisas que nuevamente sostienen una cornisa con frontón triangular partido pero de menores dimensiones. En el interior se ha colocado un rosetón. A pesar de estos rompimientos y superposiciones vemos una portada de lineas claras y dos planos muy cargados. La torre, por el contrario, posee un mayor efecto de lineas que se disponen en diversos planos solo apreciado si nos acercamos más a ella.


Esta torre campanario destaca por sus lineas horizontales marcadas por las cornisas que se suceden una tras otra. El volumen no sólo se carga horizontalemente, también hay en la composición una verticalidad apreciable en las cuatro esquinas. En ellas, las pilastras y traspilastras forman ángulos escalonados. Un juego volumétrico que no se detiene allí, pues como vemos se repite en la base de la torre con cornisas bajas. La novedad de esta construcción son las dos cupulinas que se alzan sobre una alargada base rectangular.


El interior de esta iglesia dominica posee un espacio algo pesado. Los pilares gruesos que sostienen los arcos ente la nave principal y las naves laterales crean un efecto de solidez a la estructura del edificio. Hacia el fondo se alza el retablo principal en un espacio denominado presbiterio.


Iglesia de San Agustín


La fachada en la iglesia de los agustinos tiene una serie de elementos arquitectónicos que podemos incluir dentro de este vocabulario arquitectónico colonial en Trujillo. Un ejemplo son las hornacinas que se abren en la base de las torres. El almohadillado (relieves cuadrangulares que se insertan las pilastras de la torre) se suceden uno tras otro en ritmica sucesión vertical. El uso de linternas en la parte superior de las cupulinas de los campanarios. Se observa también una serie de ornamentos incluidos en la portada principal como querubines, rocallas, flameros y escudos que le dan un toque de estilo rococó  al conjunto.



El rococó es un estilo que sigue cronológicamente al barroco pero como sucede tantas veces en el arte colonial peruano, conviven de tal manera que su uso se superponen provocando una serie de complejos estilísticos difícil de dilucidar. En la siguiente imagen observamos algunos elementos que suelen estar relacionados con el estilo rococó: Un flamero (una flama brotando de una ánfora), que se corona en la parte superior del conjunto. A los lados del flamero unas volutas que parecen sostenerse sobre hojas de acanto en los extremos. Debajo de la cornisa curva, una rocalla (plantas y formas onduladas) en la parte superior del pequeño frontón triangular. Del tímpano (interior del frontón) se cuelga una forma de  pétalo. En el centro un escudo nobiliario cuya parte inferior izquierda se destaca una cruz de jerusalén. Estas formas rococó están insertadas de tal forma que le dan un carácter más elegante al conjunto recargado del barroco.



Una vez ingresado al interior del templo se observa un espacio más ligero si la comparamos con el interior de la iglesia de los dominicos. Las pilastras adosadas al muro sostienen arcos fajones para colocar sobre ellas una bóveda de cañón corrido (techumbre semicircular).


 

Iglesia de la Merced


La Iglesia de la orden mercedaria es un templo donde se evidencia la reconstrucción de los edificios en épocas posteriores a la Colonia. Esto ocurre en muchas iglesias de Trujillo, muchas de las cuales estamos describiendo. Se evidencia, por ejemplo, en la fachada principal de esta iglesia una portada barroca de aspecto clásico, pues sus elementos parecen organizarse de tal forma que no ofrecen ese juego volumétrico tan característica entre las fachadas barrocas típicas. Los cuatro pedestales sobresalen del muro para sostener unas columnas empotradas que parecen hundir la fachada al interior. El arco de medio punto en el centro se decora con dovelas. Más arriba, las cornisas vuelven a sacar esta portada hacia adelante, para volver a hundirse con tres hornacinas, de las cuales la del centro esta colocada la imagen de la virgen de la Merced. Hasta aquí la pintura blanca ha roto la unidad de la portada, pues todo debería estar del color de la piedra natural que continua con dos frontones circulares a los extremos sobre las hornacinas laterales y el frontón triangular sobre la hornacina de la Virgen. Más arriba se abre otra hornacina con columnas pareadas a sus lados. Como ya hemos visto en otras iglesias de Trujillo, las espadañas de tres vanos, se decoran con almohadillados labrados. Finalmente, la parte superior se remata con pináculos piramidales. Hay que advertir que estas reconstrucciones y remodelaciones en Trujillo se realizan durante el siglo XX cuando el estilo Neocolonial estaba en boga  inspiraba sus formas que observamos hoy en día.


La hornacina principal, que ubicamos unas lineas más arriba dentro de la portada, puede verse con más claridad en esta imagen donde reconocemos a la Virgen de la Merced, con dos orantes a los lados y dos niños sostenidos por ella. La virgen lleva túnica y el pecho el escudo mercedario. La virgen se sostiene sobre un reducido ambón. Puede notarse aquí los detalles de sutil ornamento que por motivos de espacio no podemos describir en todas la iglesias. Sin embargo, observamos como el friso se decora con triglifos muy gruesos y como las cornisas se dejan sus junturas sin decorar para reconocer pequeñas  lineas blancas de argamasa en todo el conjunto superior.


Como suele suceder con muchas iglesias coloniales, no sólo se ingresa al templo por los pies de la iglesia, sino también por puertas laterales. Muchas de ellas que dan a la calle se decoran con portadas. En este caso la portada lateral de la iglesia de la Merced remata en la parte superior del retablo con un arco partido que da paso a dos pilastras estriadas que enmarcan una hornacina en donde se coloca la imagen probablemente del santo fundador Santo Domingo. Más arriba se nota el típico escudo mercedario con los colores: rojo y ocre amarillo.




Iglesia de Santa Ana


En la iglesia de santa Ana destaca la importancia que se le da a la portada, pues resalta en anchura sobre las otras estructuras, como por ejemplo, con las dos torres. Esta portada tiene como es común en las iglesias que hemos visto, sus pedestales que soportan columnas pareadas que sostienen un frontón triangular partido. Cuatro hornacinas se abren entre las columnas del primer cuerpo. En la parte superior el frontón partido se levantas tres pináculos ascendentes a cada lado y en la parte central una ventana coral con una columna conmemorativa soportantado la estatua probablemente de la santa madre de María. El esquema de su portada se repite con leves diferencias decorativas en la portada de San Agustín.


Los campanarios de las torres de la Iglesia de santa Ana son muy diferentes a los campanarios que hemos estado describiendo, unas con cupulinas y otras con espadañas, ésta que vemos presenta una techumbre de tipo cónico achaflonado denominado chapitel. Las pilastras destacan por su tamaño ya que las torres, de dimensiones modestas, las hacen ver mas juntas y compactas.


La portada secundaria es de un solo cuerpo con pilastras almohadilladas y frontón triangular partido. El arco de medio punto esta dividido por dovelas decorativas (las dovelas eran bloques de piedra independiente que se juntaban para formar el arco). La dovela central recibe el nombre de clave y en la imagen aparece de pintado de blanco proyectandose hacia arriba de forma decorativa hasta la cornisa del frontón. Una ventana en la parte superior se ha formado por un derrame del muro.


Iglesia de Belén


En la siguiente imagen vemos la Iglesia de Belén que destaca por su fachada con torres y portada. El atrio de la iglesia se encuentra tanto en la fachada principal como en la entrada secundaria. La cúpula ubicada en el crucero de la iglesia se decora con una linterna de tipo esférico, recordando formas orientales. Sobre las torres se colocan techumbres cónicas achaflanadas con pináculos en sus cuatro lados. La unidad estilística de este conjunto se ha mantenido a excepción en su cúpula.


La portada de dos cuerpos tiene columnas pareadas (dos) de estilo corintio por la decoración de hojas de acanto que lleva en el capitel (parte decorativa de una columna). En el frontón triangular se inserta una hornacina en forma de venera donde se representa un belén o nacimiento. El segundo cuerpo de la portada destacan pilastras y una ventana coral de forma ovalada decorada con almohadillados.



La torre esbelta se decora con pináculos en sus cuatro lados y con cornisas superpuestas que le dan una mayor mobilidad y juego a la estructura. Se techa con un forma cónica achaflanada del mismo tipo chapitel que observamos en Santa Ana. La armonía que se logra en toda la iglesia se ve favorecido por sus formas tanto superiores como inferiores. Desde los pináculos del atrio,pasando por los de la portada y finalizando en sus torres.


Iglesia del Carmen


La iglesia del Carmen, una de las significativas de Trujillo, presenta atrio y escalera principal. Su portada  es de dos cuerpos y una entrada de arco de medio punto con columnas pareadas. El segundo cuerpo se forma por dos cornisas partidas unidas por pilastras que se han convertido en estípites (ornamentación de pilastras muy volumétricas). Se puede observar como los campanarios se han reducido con respecto a las torres y al alargamiento de la fachada. Una hornacina central nos muestra a la imagen principal de todo el templo.


Al interior de la Iglesia de Carmen en la parte del crucero observamos una cúpula de media naranja con oculo en la parte central. Esta cúpula es sostenido por cuatro arcos. Las cuatro esquinas que se forman en la cúpula se denominan pechinas. Estas pechinas han sido decoradas con pintura mural.


Desde la nave de la iglesia puede observarse una techumbre abovedada con arcos fajones debajo de ella. En la parte superior de la puerta principal se levanta un coro alto tapado con celosías (maderas entrecruzadas en forma de tejido). Se observa un arco escarzano en la parte superior del sotocoro (parte baja del coro). Al lado izquierdo un balcón abierto con balaustrada y en la parte superior a  la altura de las ventanas otros balcones con balaustradas decorativas.


Iglesia de San Francisco


La Iglesia de San Francisco lleva portada con dos cuerpos o pisos. El primer piso un arco de medio punto que se inserta en el interior de un diseño formado por pilastras pareadas y entablamento (elemento horizontal formado por cornisas y frisos). El segundo piso se levanta con un frontón partido cuyos lados rematan con pináculos dobles. Entre ellos se alza una ventana que repite el esquema general del primer piso pero reduciendo los tamaños. Finalmente termina el remate con una pequeña hornacina  con un esquema igualmente reducido de pilastras y frontón, pero esta vez completo. A su lado se levanta una torre campanario.



La torre de san Francisco es de base octogonal y con pilastras en las aristas creando un juego de entrantes y salientes del tipo barroco, se refuerza la idea con hornacinas que se abren entre los vanos de la torre. Terminan con pináculos y balaustrada de madera. A diferencia de otras torre, ésta de aquí, rompe los esquemas comunes introduciendo una torre palaciega.



El interior de san Francisco repite las formas que hemos visto en otros interiores eclesiásticos. En la nave se levantan pilastras que sostienen los arcos fajones que soportan la bóveda de cañón corrido. Entre los arcos fajones se insertan oculos superiores para el ingreso de la luz. Hacia el fondo podemos osbservar un retablo mayor de dos cuerpos probablemente dedicado al santo fundador San Francisco de Asís.



La Iglesia de Santa Rosa


Finalizamos estas descripciones arquitectónicas con esta pequeña iglesia, evidentemente muy reconstruida, con pequeño atrio rodeado por muros perimetrales y balaustradas de madera. La fachada principal destaca por un sencilla portada con pilastras y arco de medio punto. Sobre ella una cornisa de frontón partido cuyo centro destaca un pináculo que se proyecta hasta la ventana coral ovalada decorada con almohadillado. Toda la iglesia se remata con una gran arco acornisado y decorado con balaustrada (maderas talladas a modo de baranda). Sus pequeñas torres de cuatro vanos se rematan con cupulinas.  



Las iglesias de este tipo pueden considerase capillas o parroquias. Lugares donde se santificaba un milagro o, en algunos casos, se veneraba alguna deidad prehispanica pasa sustituirla por fe cristiana. Esto se puede notar por la cruz latina que se levanta al lado de la iglesia (puede haberse tratado de un cruz de camino). Este tipo de iglesias menores solían ser de una sola nave cubiertas por techo de bóveda como puede observarse en esta iglesia.


Esta descripción preliminar servirá de base a conclusiones estilísticas posteriores, ordenamiento cronológico basado en documentos y, finalmente, en algunas interpretaciones sobre el carácter de las iglesias trujillanas.

Hugo J. Robles Cosco
Historiador del Arte

sábado, 5 de junio de 2010

Platería colonial

La platería es uno de los temas histórico artísticos más interesantes del arte peruano, lamentablemente poco apreciado. Su inclusión dentro de la categoría impropia de “arte menor”, junto a su poca divulgación y generalmente restringido al ámbito productivo de la Colonia, no ha permitido reconocer su innegable importancia artística y estética en el arte colonial.

Algunos autores, sin embargo, han estudiado con notable perspicacia, algunas de sus significaciones culturales desde la perspectiva de la Historia del Arte. Francisco Stastny ha manifestado que la platería tuvo un valor simbólico en la colonia de múltiples significados: económicos, sociales, religiosos y estéticos. Estos aspectos múltiples son comprensibles debidos a los factores humanos autóctonos e hispanos involucrados.

Los orfebres, muchos de ellos indígenas, tuvieron una predisposición a la elaboración de estos productos. Las técnicas de larga data en el antiguo Perú, permitieron la canalización de novedosas destrezas proporcionados por los hispanos. Además, objejos de orfebrería indígenas pervivieron en la Colonia, como los tupus, que a pesar de sus cambios formales siguieron manteniendo sus funciones ancestrales (Fig. 1). Por otro lado, siguiendo modelos y expresando su espíritu consiguieron originales obras, algunas de ellas “joyas artísticas” en el arte de la platería, que traspasando la esfera colonial ha llegado hasta nuestros días.





Fig. 1


Lo económico


Las minas de plata de Potosí fue el lugar de donde provino la gran cantidad de este mineral. Su importancia económica para la corona fue gravitante, lo mismo que para el Virreinato del Perú. No fue la única, pero sí la más famosa.

El ejemplo de Potosí es muy significativo. Tras el descubrimiento y explotación del cerro, la villa primero, y luego, ciudad, creció vertiginosamente. El lujo que se cuenta en ella es legendario, una de sus expresiones literarias más convincentes de este boato fue lo escrito por Miguel de Cervantes Saavedra: “vale un Potosí”, es decir, una fortuna. En la fig. 2, se muestra una representación de Guamán Poma de Ayala, donde se aprecia la plaza, las iglesias y el famoso cerro de Potosí, rematado por la presencia del Inca. Una simbólica representación hispana de la supuesta "riqueza" incaica.


Fig. 2


Otros centros importantes de producción minera fueron Pasco, Huarochirí, Hualgayoc, Huallanca y Castrovirreyna, que permitieron una producción abundante y constante. Esta producción obligó a una serie de disposiciones financieras. Desde España se impuso El quinto real (el 20% de impuesto sobre la plata extraída) que fue la causa del enfrentamiento de grupos de poder por defender sus intereses. Estos grupos eran los orfebres, los mercaderes y la administración virreinal “Todos ellos, en diferente medida, protestaban, justificaban y permitían la evasión de los impuestos”. La plata era, sin lugar a dudas, la base de la economía y el comercio virreinal. A partir de esta situación comenzó un juego de intereses económicos que giraban en torno al quinto del rey (impuesto), la ley del metal (calidad y marca de la ley) y el punzón del artífice (firma). Sin embargo, desde una perspectiva económica “la plata como material es solo riqueza” y “con la transformación del orfebre se convertía en objetos valorados simbólicamente que se insertaban en el espacio social del virreinato” (Stastny).

Lo social


Los plateros estaban reunidos en el gremio de los orfebres y tuvieron en la época colonial asociaciones con los arquitectos, escultores y pintores, es decir, un cierto status e importancia en la escala social del virreinato (Stastny).

El gremio de orfebres se relaciona con la actividad profesional. Un sistema social desarrollado en la época Medieval. Buscaban sobre todo protegerse de las injerencias de la metrópoli o gobierno central y del cabildo o gobierno comunal. El funcionario nombrado para cumplir tales requisitos fue el Ensayador mayor. Fue tal la corrupción del cabildo y el poder de los orfebres que rara vez se cumplieron tales exigencias. Los gremios, en cambio, fijaron sus normas en la aplicación del oficio y en la formación de profesionales como se advierte en las ordenanzas del cabildo. Existían dos alcaldes y dos veedores llamados también aprobadores que regulaban la corrección del oficio. Se pasaba de aprendices a maestros por el jurado. Las autoridades, posteriormente aumentaron a siete: un mayordomo y cuatro diputados (Stastny).

Estas relaciones sociales internas y externas dentro de las asociaciones civiles y estatales para el control de la plata, dieron un marco de inestimable valor, para la interpretación de los objetos artísticos, no sólo en su valor material sino también en su valor social. Una sociedad que se regía, también, por patrones religiosos arraigados y bien establecidos.


 

Lo religioso


La evangelización fue una exigencia de la corona, como parte del pensamiento teológico que creía que una vez concluida la evangelización del nuevo mundo se produciría el juicio final. Una vez que la plata comenzó a llegar al viejo mundo en grandes cantidades se creyó que era una recompensa divina por tal expansión cristiana. “Plata por religiosidad, santidad convertida en metal, un premio a España por su expansión misionera. Un trueque divino” (Stastny).

Ejemplos de objetos religiosos hechos en plata los tenemos en las cruces procesionales (Fig. 3) y las custodias (Fig. 4).





Fig. 3 .




fig. 4

Las cofradías, que jugaron un papel importante en la producción artística en el Perú colonial, no estuvieron ajenas a los orfebres. Estos tuvieron en Lima, la cofradía de San Eloy (patrón de los plateros, batihojas, doradores, cerrajeros y herreros), mientras en el Cusco, tuvieron como patrón a San Blas (Stastny).

Las cofradias mandaban a elaborar para sus capillas retablos e imagenes, algunas de ellas, en sus momentos de gran explendor fueron elaboradas en plata. En la fig. 5 tenemos un ejemplo de un frontal y gradillas de un altar, que como puede reconocerse constrastaban con el fondo dorado. Plata y Dorado, símbolos religiosos de poder cristiano, pero también símbolos de una complementariadad divina ancestral de la luna y el sol, en el Antiguo Perú.




Fig. 5


 

Lo artístico y estético


Se ha considerado una posible influencia virreinal en el arte español sobre todo en su ornamentación. Existen ejemplos en España de colecciones de plata, que tienen una diferencia notable con las tradiciones peninsulares (Heredia).

El arte americano indiano posee abundancia de follajes indígenas, amplias flores abiertas americanas, combinación de esmaltes tricolores, tallos ondulantes, arabescos ligeramente tallados en la superficie metálica (Stastny). Una serie de ornamentos que dan una mayor ostentación a la pieza, una delicadeza de lineas y un textura de superficie más recargada.

Estos aspectos suponen una predisposición casi unitaria del arte colonial, que no sólo se restringe a la pintura, escultura y arquitectura, sino que, involucrando diferentes aspectos formales de decoración, composición y organización nos llevan a comprender una unidad estilística que solemos denominar barroco. Al margen de una diferencia formal con la producción hispana, hay que reconocer, algunas obras de la colonia que lograron por su técnica, su foma y su estética una calidad plástica notable. Un ejemplo de ello lo tenemos en la custodia que se conserva en el convento de la Merced en el Cusco (fig 6).



Fig. 6

Algunas otras obras realizadas en plata son este Zahuamdor que representa a un León coronado, símbolo de la corona española (Fig. 7). Vamos a encontrar también Mistureros, Braseros, blandones, mazas, escribanías, pebeteros, crisoles, etc.


Fig. 7
Sin lugar a dudas la plata jugó un papel preponderante en la vida colonial y que como advertimos involucró diferentes esferas. Un mayor estudio responderá algunas otras interrogantes sobre la importancia de este material y su utilización y transformación artística.

Hugo J. Robles Cosco
Historiador del Arte

Bibliografía complementaria

STASTNY, Francisco
Platería colonial, un trueque divino. Lima, Patronato de la plata, Plata y plateros del Perú,

HEREDIA MORENO, Carmen
Problemática de la orfebrería peruana en España. Ensayo de una Tipología.